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Reflexiones de la luz

En este lado del mundo, en el hemisferio norte, nos han robado el día.  Sin embargo, solo es una impresión, pues el día sigue marcando sus veinticuatro horas. Pero ¿Por qué tenemos esa impresión de hurto?  Y la simple respuesta es, porque la oscuridad nos invade desde muy temprano; la luz del sol alumbra solo unas dos o tres horas después del mediodía y muchas veces muy tenue.


Esta impresión me llevó a pensar en la era oscura, allí por el medioevo. A mediados del siglo quinto, comienza una era a la que se le llama «los años oscuros», pero no tenía nada que ver con la ausencia de luz, sino con la ausencia intelectual. La manifestación de la revelación era mínima, por ejemplo, en ese tiempo se escribió poco. Es decir que se leía poco, por ende las almas eran débiles, raquíticas. 

Ahora que en este hemisferio la oscuridad nos invade desde temprano, me pregunto, en nuestra sociedad , ¿Cuándo comenzó la era de la oscuridad? ¿Cuándo dejamos de recibir la revelación del amor? Y no hablo de ese romanticismo inoportuno y egoísta, sino de aquel que nos lleva a ver la necesidad de mi prójimo, la necesidad de mi lugar, la necesidad de mantener mi vereda limpia… adónde se fue la revelación de que cada uno de nosotros somos llamados a dominar este planeta para mantenerlo limpio y funcional. Cuándo vino la oscuridad de la angurria por la riquezas y lo absurdo del capitalismo servil. Y no soy socialista ni menos comunista, todos esos «ismos» han fracasado de alguna manera. ¿Por qué? Porque el tiempo de la oscuridad nos ha invadido.

Mas, la buena noticia es, la pequeña luz resplandece aún más fuerte cuando lo oscuro llega ser más lóbrego, más tenebroso. Resplandece solo un poco con una sonrisa a la vecina atareada con sus muchos hijos, levanta lo que se cayó del aparador, da paso al apurado, deja limpio el baño al usarlo, resplandece pensando en aquel que sigue tus pasos. 

Ya lo dijo un rosarino… es cuestión de actitud… 


Es sólo una cuestión de actitud
Reírse del fracaso y del oro
Es sólo una cuestión de actitud
No tener nada y tenerlo todo
Es sólo una cuestión de actitud
Atreverse a desplazarse en el tiempo
Es sólo una cuestión de actitud
Entender lo que está escrito en el viento…

Tú estás predestinado a resplandecer…
Tú estás predestinada a amar y ser amada.

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